París, Francia
París es la ciudad de los mil clichés y con cualquiera de ellos cumple con creces las expectativas del turista. Los parisinos, por su parte, tienen la suerte de disfrutarla 365 días del año.
A pesar de su gran tamaño y población, todo lo que merece la pena ser visitado se encuentra dentro de la circunvalación parisina del Boulevard Périphérique. El centro de París es bastante compacto, y se puede visitar a pie o utilizando la eficiente y amplia red de Métro cuando flaqueen las piernas. El río Sena divide a la ciudad en dos, y el práctico sistema dearrondissements (distritos) la distribuye en barrios perfectamente encuadrados.
La historia de París se puede descubrir a través de sus inconfundibles distritos. Montmartre, y su ambiente provinciano, fue el epicentro de la Comuna de París en 1871; Marais evoca el París medieval, con sus serpenteantes calles que contrastan con los anchos bulevares de Haussmann, concebidos por Napoleón III para contener a las muchedumbres. Estas grandes avenidas del siglo XIX aún dominan la ciudad y se intercalan con creaciones modernas.
Los grands travaux (grandes proyectos) del presidente Mitterrand añadieron a la ciudad el Grande Arche de la Défense, la ultramoderna Opéra de la Bastille, el impresionante Institut du Monde Árabe y la pirámide de cristal del patio central del Louvre.
La variedad de los barrios que tanto caracteriza al ambiente de París, también se extiende a su población. Los franceses habitan por ejemplo en el elegante arrondissement 16, mientras que los inmigrantes africanos y de Europa del este viven en barrios más modestos, como los pujantes Belleville y Goute d’Or. Los barrios judíos incluyen el ajado barrio Sentier y el moderno Marais, que es también el centro gay de París.
La zona emergente es ahora Bercy, donde nuevos pisos, bares y restaurantes atraen hacia el este un público joven y con poder adquisitivo.
Clima en París
París es una ciudad con un clima variado, donde cada estación se disfruta de una forma particular. Cuando el termómetro sube en verano, los parisinos acuden al nuevo Paris Plage, a orillas del Sena. Aquí, durante los meses de julio y agosto se disfruta de las piscinas, la arena y las tumbonas. La mejor época para visitar la ciudad es, sin duda, la famosa primavera de París, entre abril y junio, cuando los días son soleados y no hace un calor excesivo.
El otoño y el invierno también son apropiados, sobre todo porque hay menos turistas y apenas nieva. En realidad, cualquier momento del año es idóneo para visitar una de las mejores ciudades del mundo.